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Matic en el Manchester de Ander

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José Mourinho cerró su primer año en Old Trafford con tres títulos más en las vitrinas y un necesario billete para la Champions en el bolsillo, pero sobre cualquiera de estos resultados, incluidos también los negativos en Premier, se alzó la confirmación de Ander Herrera, un futbolista ya clave en su proyecto.

Desde que en octubre se hiciera definitivamente con la titularidad y en noviembre reclamara el timón del equipo con actuaciones como la del día del Arsenal, cada partido del Manchester United de José Mourinho se comenzó a explicar a partir de la figura del interior español como, previamente, había ocurrido con David de Gea en los años de David Moyes y Louis van Gaal. Y esto lo cambió todo, claro. Aunque el día a día no fuera brillante por la escasa eficacia de cara a gol, la competitividad del United fue creciendo exponencialmente. Las piezas comenzaron a encajar. Desde Paul Pogba hasta Marcus Rashford o Valencia. Y siempre en función de lo que proponía Mourinho y de lo que disponía Ander.

Ander Herrera se hizo con el timón del equipo hasta en los días más específicos, como vs Ajax.

De ahí que a partir de esta ecuación haya que tratar de descifrar, de traducir, cada movimiento de mercado que ha realizado el United este año. El más significativo en este sentido es, desde luego, la llegada de Nemanja Matic para ocupar una posición de mediocentro que parecía hecha a medida de un Michael Carrick, el de 2009, que por desgracia ya no existe más que en 10 días a lo largo de un año.

Su principal labor fue la de sostener un centro del campo que fomentaba el dinamismo de sus interiores. Porque aunque Ander Herrera y Paul Pogba hacen cosas muy diferentes con el balón en los pies, lo cierto es que su patrón de movimientos era idénticamente agresivo. Empezaban por dentro, en la posición natural de un interior, pero terminaban muy arriba tras trazar diagonales hacia fuera, lo que a su vez desencadenaba una serie de movimientos que involucraba sobre todo a los extremos. El United así solía desbordar con bastante frecuencia. Más de lo que los guarismos y su posición en la tabla desde luego reflejan. Y en todo esto tenía mucho que ver la protectora figura de Michael Carrick, quien, además de darle seguridad, fluidez y sentido a la posesión, corregía posicionalmente todo desequilibrio que pudieran generar las acciones de sus interiores -quienes a veces acababan en línea de fondo-.

A final de temporada, ya sin Carrick, el Manchester United adoptaría la versión más reactiva posible, como vimos en Europa League ante Celta o Ajax. Y le salió realmente bien. Pero lo cierto es que no podemos saber hasta qué punto esta fue una decisión o una obligación. En el momento en el que el mediocentro inglés desapareció de escena, Mourinho trató de retomar la fórmula del Ander-Pogba con un mediapunta por delante, pero así el equipo parecía más vulnerable y, además, no podía repetir el patrón de movimientos que había elevado su nivel con balón. Por tanto, Mou decidió pasar de blanco a negro, de Carrick a Fellaini, transformando así la idea de equipo y, por ende, el sentido del pivote.

Nemanja Matic es un mediocentro más de jugadas concretas que de impacto en el juego.

En todo caso, tanto la versión activa con Carrick como la pasiva con Fellaini son dos caras de una misma moneda, la de José Mourinho, con lo que rompa por donde rompa el Manchester United ambas ideas van a estar siempre sobre la mesa. Y más si cabe ahora con la llegada de Matic a su equipo.

El serbio es un mediocentro más de jugadas que de juego. Más de acción que de discurso. No extraña, por tanto, que sus momentos más brillantes se produjeran en el Benfica de Jorge Jesus y en el primer Chelsea de José Mourinho, dos equipos en los que el mediocentro no tenía ninguna obligación con balón (recaía en Enzo Pérez y en Cesc) y donde, en tareas defensivas, se le pedía a dicho pivote que corrigiera situaciones hacia adelante, convirtiendo así sus retos en un tema más físico que intelectual.

No es que Matic no tenga cualidades para más. Desde luego que sí. Técnicamente es un futbolista aseado que cuenta con recursos diferentes, como la conducción, que bien entendidos pueden ayudar a diversificar el juego ofensivo de un equipo. Además, como físicamente es rápido, fuerte y alto, cuando el reto defensivo es delimitado en espacio y concepto, el serbio puede ser de bastante apoyo. Pero cuando se le pide algo más, como en el último Chelsea de Mourinho o en el primero de Conte, ya sea en labores de gestión o en labores creativas, lo cierto es que Nemanja no ha demostrado estar por encima de la media, sino al contrario. La cuestión es que esto, que influye en la valoración global del jugador, quizás no tiene tanto peso en lo que va a ser su realidad en el Manchester United, pues como decíamos al inicio del artículo: éste es el equipo en el que Mourinho propone y Ander dispone.

Para el Manchester United de Mourinho y Ander Herrera puede ser de mucha ayuda.

Es decir, que aunque para elevar el techo competitivo del Manchester United la figura de Nemanja Matic se puede quedar algo corta, desde luego sí puede resultar muy interesante de cara a sostener una idea que, por tanto, deberá crecer por otros derroteros. A la hora de reforzar el juego aéreo -donde Fellaini fue clave a final de curso-, de potenciar el dinamismo de sus interiores -con Matic corrigiendo parcelas muy grandes del campo junto a Bailly y Lindelof– o de ser un apoyo sobre el que girar con balón -sin que por ello ninguno de sus pases tengan trascendencia real-, el ex jugador del Chelsea puede ser un activo importante. Porque, en definitiva, con Matic el United quizás no puede hacer más ni mejores cosas que el año pasado con Carrick, pero desde luego sí las puede hacer durante mucho más tiempo.

 
 

Foto: Stu Forster/Getty Images


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